Las plazas se vacían y se convierten en lugares de tránsito. Ya no se acude a ellas a compartir, mercadear o simplemente a descansar y relacionarse con los vecinos de forma espontánea. Ahora, si no hay un motivo específico como un evento o una manifestación, se recorren con prisa, con la cabeza inclinada hacia el móvil y evitando el contacto con el otro. El individualismo contemporáneo potencia la pérdida del papel tradicional de las plazas como centros de intercambio comunitario y producen, ahora, la misma sensación liminal que los pasillos de un hospital, recepciones de hotel o transbordos de metro.
Propongo examinar este contexto con la creación de imágenes de gran formato en las que plazas, como arquetipo de lugar público, se llenan de personas conformando una aglomeración de sujetos equidistantes que genera una sensación turbadora de incomodidad e irrealidad. No es una imagen imposible, pero sí improbable, tan improbable que tiene que haber sido creada artificialmente.
Propongo examinar este contexto con la creación de imágenes de gran formato en las que plazas, como arquetipo de lugar público, se llenan de personas conformando una aglomeración de sujetos equidistantes que genera una sensación turbadora de incomodidad e irrealidad. No es una imagen imposible, pero sí improbable, tan improbable que tiene que haber sido creada artificialmente.
The plazas are emptying and becoming transit spaces. People no longer visit them to share, trade, or simply rest and spontaneously interact with their neighbors. Now, unless there's a specific reason like an event or a protest, they are hurriedly passed through, with heads bent towards mobile phones, avoiding contact with others. Contemporary individualism amplifies the loss of the traditional role of plazas as centers of community exchange, now evoking the same liminal feeling as hospital hallways, hotel lobbies, or subway transfers.
I propose examining this context by creating large-format images in which plazas, as archetypes of public spaces, are filled with people forming a crowd of equidistant subjects, generating a disturbing sense of discomfort and unreality. It is not an impossible image, but it is so improbable that it must have been artificially created.
I propose examining this context by creating large-format images in which plazas, as archetypes of public spaces, are filled with people forming a crowd of equidistant subjects, generating a disturbing sense of discomfort and unreality. It is not an impossible image, but it is so improbable that it must have been artificially created.